Ella llegó a casa y se encerró en su cuarto.
Papá y mamá discuten de nuevo.
Ella cierra los ojos y busca un sitio en el que se sienta segura.
No lo encuentra.
De repente se siente extremadamente ridícula.
Llora.
Coge la cuchilla.
Coge su tobillo.
Ni siquiera duda.
Y empieza a sangrar.
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